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sumario (volver) .
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El
Madagascar agridulce.
Entrevista al escritor Raharimanana
por Dídac P. Lagarriga (diciembre 2005)
con la colaboración de Voahirana Barnoud-Razakamanantsoa
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Raharimanana
es un escritor nacido en 1967 en Antananarivo, capital de Madagascar,
y que vive en Francia después de 1989. Su obra comprende novelas,
relatos, poesía, obras de teatro y artículos políticos
sobre la relación neocolonial entre Francia y África,
con especial hincapié en su Madagascar natal.
En el 2004 publica en Francia el libro L'arbre anthropophague
(Editions Joelle Losfeld), un testigo directo de lo que ocurrió
durante los meses históricos, entre 2001 y 2002, con la caída
de Ratsiraka y los veinticinco años de dictadura (y con Francia
negándose a reconocer al nuevo presidente, Ravalomanana). La
ilusión de los hechos y las frases rápidas, la idea de
un pueblo en la calle exigiendo el resultado de las urnas, la realidad
compleja y matizada al ponernos en la piel de alguien. Alguien como
Raharimanana, con su padre torturado y encarcelado por esos mismos hombres
que deberíamos vitorear, por un ejército que logró
deshacerse de una dictadura de veinticinco años pero que no por
eso todo se volvió de repente olor jazmín y cielo naranja.
La realidad todo lo complica, y como un Grand Prix de l'Académie
Française espetó una vez al propio Raharimanana: "Qué
suerte tenéis los escritores del sur con toda la pobreza y la
miseria de vuestros países... Tenéis tanto material para
inspiraros". A lo que Raharimana añadirá: "Mi
estima por él repentinamente se desvaneció; un sabor amargo
en la miel de ese día" [acababan de concederle un premio
literario, acto en el que conoció a su hasta ese instante admirado
escritor de la academia francesa].
Es L'arbre anthropophague una bofetada que grita esperanza, repaso
de ayer y hoy porque en la cabeza de uno están todos los tiempos.
Un libro viejo le servirá para narrar lo que ya otros nos contaron
-y que sólo por repetición algún día calará
en todos: cómo los primeros colonos europeos en África
no hacían más que clasificar y separar las supuestas etnias;
cómo la centralización y el desgaste de tantos años
todavía sobreviven en la isla; cómo después de
la independencia un dictador fue mantenido por Francia... El padre del
autor, historiador afable y conciliador, activista de consciencias con
casa abierta a todo el pueblo y repleta de libros, será apresado
-su casa y sus cosas quemadas, su cuerpo torturado y su familia humillada-
por unas fuerzas militares que sólo merecen un respeto: haber
ayudado a derrocar una dictadura. Un "ahora o nunca" inevitable
plasmado en las cartas abiertas que escribió Raharimanana y que
incluye sin desentono en el relato del libro: cartas a Chirac, al nuevo
presidente Ravalomanana, a las iglesias de Madagascar... Retratos también
de la manifestación pro-Ravalomanana en París, con su
carta abierta a Chirac reproducida por miles y repartida al numeroso
séquito. Anotación en la cola de esa manifestación:
"Precisamente ahora soy consciente de que mi marcha se dirige todavía
más hacia la soledad. Como si el destino, proyectado directamente
en mi padre, se obstinara en encerrarme en este camino. Mi carta abierta
a Chirac no es más que la expresión de lo que aspira toda
esta gente: expulsar al dictador fuera de la isla y colocar a Ravalomanana.
Pero ya no puedo ignorar que pronto deberé desmarcarme y poner
otras cuestiones sobre lo que, justamente, estamos instalando..."
Una historia que avanza porque también lo hacen los días
y que se para, en el impreso, con un juicio-farsa supervisado y condenado
por una delegación de Amnistía internacional y donde se
condena al padre a dos años de prisión pero con el suficiente
tiempo para que su hijo se lo lleve del país. Aunque el gobierno
está reconociendo los errores de la detención mediante
un plazo que permitirá al padre exiliarse con su hijo, es una
posición demasiado cobarde como para calificarlo de cuento
de hadas democráticas.
- Me gustaría empezar preguntándote por tu padre. ¿Cómo
se encuentra? ¿Todavía en el exilio? Espero que no haya
interrumpido sus actividades...
Mi
padre está bien, actualmente se encuentra en Francia. Sus actividades
han disminuido a causa del exilio...
-
Eres responsable del libro colectivo de relatos-denuncia Dernières
nouvelles de la Françafrique. ¿Cómo surgió
el proyecto?
El
proyecto empezó a tomar forma con mis colaboraciones con Soeuf
El Badawi, escritor y periodista de Comores. Tras la organización
de muchos debates y exposiciones sobre la literatura africana, pensamos
que hacía falta que los africanos, por sí mismos, tomaran
la palabra para denunciar esta Françafrique [la relación
neocolonial entre Francia y algunos países africanos] que expolia
constantemente la vida del continente, cómo los dirigentes africanos
son también cómplices de estos pillajes, cómo las
grandes potencias mundiales organizan la corrupción en provecho
de las grandes empresas multinacionales, etc. Así que contactamos
con varios autores. No hubo realmente una selección, pero el
proyecto salió adelante gracias a la implicación generosa
de todos ellos.
¿Podemos
hablar de una nueva generación de escritores africanos políticamente
más comprometidos ?
Creo
que sí, aunque tendríamos que ver exactamente qué
entendemos por compromiso. Estos autores rechazan la militancia política,
pues son conscientes de la peligrosidad de la política africana.
El sistema es tal que incluso el más honesto de todos acabará
manchado por la corrupción cuando entre en contacto con la política
africana. Hay que cambiar el sistema, cambiar todas las complicidades
de las potencias, tanto locales como extranjeras que, por su corrupción,
nos obligan a vivir en la miseria.
Este compromiso pasa igualmente por una escritura más libre,
que no denuncia tan sólo el régimen político africano
sino que busca las raíces del problema: una historia mal asumida,
una memoria falsificada, la población en la más completa
ignorancia, etc. No se trata de un compromiso atronador, ni de tomar
la palabra en los medios de comunicación constantemente, sino
de un trabajo de fondo que incita a los lectores africanos a comprometerse
por sí mismos. Así se vuelve a colocar la capacidad del
escritor en la escritura y no en la política. No obstante, este
compromiso de los escritores africanos es todavía incipiente
y marginal. Muchos todavía tienen muy presente la dificultad
de las generaciones que nos han precedido y dudan. Muchos prefieren
considerarse tan sólo escritores y no los portavoces de África.
-
¿Encontrarse en el exilio (por ejemplo, como en tu caso, en París)
facilita este compromiso?
Sí y no. Efectivamente dispones de más poder de análisis,
de más recogimiento. Estás más alejado de los juegos
del poder y de las presiones de éste. Dispones también
de más medios para crear redes de solidaridad.
Por otro lado nuestra acción no encuentra siempre las posibilidades
de arraigarse a la realidad. Si eso ocurre hace falta saber rodearse
de amigos y de asociaciones que trabajan en el lugar. Y no siempre es
fácil, pues significa que estos amigos o asociaciones asumirán
los riesgos en tu lugar. En Francia estás seguro, pero ellos
no lo están.
-
¿Puedes nombrarnos algunos nombres de jóvenes escritores
que consideres interesantes?
No
me gusta juzgar el trabajo de los otros. Digamos simplemente que tengo
compañeros de viaje, que empezaron a publicar al mismo tiempo
que yo, como por ejemplo Abdourahman Waberi, Alain Mabanckou, Kossi
Effoui, Kagni Alem, Gaston Paul Effa
Me interesa mucho lo que
escriben ya que compartimos las mismas preocupaciones.
- ¿Tienes obras en malgache? Crees posible que exista una
verdadera edición más allá del francés,
el inglés
Tengo
una recopilación de poemas y una obra de teatro en malgache.
Continúo escribiendo en este idioma. Creo que sí es posible
crear una verdadera edición más allá del francés
y del inglés pero todavía hace falta que las autoridades
competentes se interesen por ello. Lo que actualmente no es el caso.
Todo lo contrario, estas autoridades no quieren una industria editorial
africana. La edición es también un tema económico,
se necesitan medidas políticas para que funcione. Claro que siempre
existirán algunas editoriales independientes que defiendan todo
esto. La aventura puede sonreírles durante algunos años,
pero acabarán fracasando si no existe una política cultural
competente y centrada en la economía.
-
¿Y por lo que se refiere a la edición en Francia? ¿Has
tenido facilidades o has sufrido algún tipo de censura? L'arbre
anthropophage está publicado en Joëlle Losfeld (Gallimard)
pero Dernières nouvelles de la Françafrique salió
en una editorial más independiente y comprometida, Vent d'ailleurs.
¿Cómo escoges las editoriales? ¿Piensas que la
coedición es el futuro de la publicación en África?
Nunca
tuve dificultades para editar en Francia. Ninguna censura. La censura
la tengo en Madagascar, pero no en Francia. Dernières nouvelles
de la Françafrique está editada por Vent d'ailleurs
porque este editor estaba entusiasmado con el proyecto y aceptó
la idea de la coedición con una editorial africana. Queríamos
que el libro saliera más barato y que pudiera distribuirse por
diferentes países africanos. Vent d'ailleurs también es
conocida por su compromiso y su independencia. Coincidimos en un muy
buen momento.
La coedición no es el futuro de la publicación en África,
pues en las formas actuales de la coedición, todo se hace en
Francia o en los países occidentales. Los editores africanos
tan sólo pueden distribuir el libro. La coedición permite
de paliar de forma inmediata el déficit de libros en África,
pero no resuelve los verdaderos problemas. Es necesario que África
adopte políticas culturales que ponga a la edición en
el centro de sus preocupaciones, que resurjan verdaderas editoriales
y que hagan un trabajo permanente y durable. La coedición no
es más que otra forma de solidaridad, es tan sólo una
parte del trabajo de un editor. Cada editorial debe tener su propio
catálogo. La coedición no puede mantener durante mucho
tiempo una editorial.
- Una curiosidad: ¿que opinión tienes de Ahmadou Kourouma?
No
conozco realmente su compromiso político en el día a día,
así que sólo puedo dar mi opinión sobre su escritura.
En cada libro supo mostrar claramente el futuro inmediato de su país
y de su continente. En Le soleil des indépendances, mientras
todo el mundo vitoreaba la independencia, Kourouma señaló
directamente las dificultades que ineludiblemente nos esperaban. Pero
no le escucharon. Años después, le dieron la razón.
En En attendant le vote des bêtes sauvages mostró
cómo las autoridades africanas sencillamente han cambiado el
discurso para contentar a la opinión internacional, pero que
en realidad nada ha cambiado, al contrario, el cinismo es todavía
más agudo.
Se vota para poder continuar masacrando. Y la opinión internacional
se calla, pues ha habido el "voto", es decir, la "democracia".
Simplificando diré que, globalmente, lo que mas me impresiona
de Kourouma es la capacidad que tenía de reflexionar sobre el
presente. De desmontar y señalar los mecanismos que nos conducen
directamente al caos. Es el caso de su libro póstumo Quand
on refuse, on dit non. Costa de Marfil no se encontraba en esa situación
cuando terminó el libro, pero apenas el libro se publicó
la realidad se encontró con la ficción. Era alguien muy
lúcido. Y con humor
-
En L'arbre anthropophage, ¿tuviste miedo de utilizar los
acontecimientos como el asunto de tu padre para escribir el libro?
¡Claro!
¿Dónde se encuentra el límite entre el pudor y
la trascripción, entre el testigo y el dolor de una família?
Me hubiera gustado que todo esto permaneciera en el territorio de la
ficción, que en realidad nunca hubiera sucedido. También
hay otro hecho, y es que mi oficio es el de "inventor de historias".
Así pues, ¿cómo poder justificar la veracidad de
lo que cuento? Es difícil, pero es un pacto que hago con el lector.
No le estoy explicando cualquier cosa.
-
Me gustaría saber si quieres regresar a Madagascar en un futuro
cercano, si te imaginas allí escribiendo, igual que ahora haces
en Francia... Si el haber escogido la opción de escribir te dificulta
todavía más el regreso...
No,
ahora mismo no me imagino viviendo en Madagascar, pues la situación
política no me lo permite. No es que tenga prohibida la entrada,
pero por la situación que se vive no me parece muy realista plantearme
el regreso. La presión política es muy fuerte sobre los
artistas, que irremediablemente caen en la autocensura y en el consenso
intelectual. Y no creo que esto lo pudiera soportar.
Existe también una segunda razón, y es el poco espacio
que hay, a nivel cultural, para expresarse. No me apetece pasarme la
vida mendigando detrás del centro cultural francés o de
las embajadas extranjeras para poder desarrollar un proyecto (ya sea
la publicación de un libro o la puesta en marcha de una obra
de teatro). Tan sólo me podría plantear el regreso si
surgiera un proyecto concreto: poder crear justamente esos espacios
de expresión (un centro cultural o un teatro, por ejemplo). No
pierdo las esperanzas de volver. De hecho estoy en ello. Tampoco me
veo toda mi vida fuera de la isla.
-
¿Algún proyecto nuevo?
Escribir.
Escribir siempre.
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Bibliografía:
Lucarne,
Le Serpent à Plumes, 1996
Le puits, Actes Sud, 1997
Rêves sous le linceul, Le Serpent à Plumes, 1998
Landisoa et les trois cailloux, Édicef/Tsipika, 2000
Nour, 1947, Le Serpent à Plumes, 2001
Dernières nouvelles de la Françafrique, (colectivo),
Vent d'ailleurs, 2003
L'arbre anthropophague, Editions Joelle Losfeld, 2004
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oozebap . diciembre 2005 .
sumario