___________________________________________________ África,
las ONG y la vulneración de la ética
Es
cierto, y eso queda reflejado en el informe, que no todas las ONG actúan
de la misma manera ni contaminan igual la información, pero no
debemos olvidar que existe una hegemonía no sólo en lanzar
el mensaje sino en cómo los recibimos. Sin ir más lejos,
los medios de comunicación a menudo (cuando les conviene) dan
por buenas las fuentes objetivas de las ONG, vistas como productoras
de confianza, fiabilidad y, claro está, buena voluntad. Además,
"los medios de comunicación se muestran reticentes a ofrecer
informaciones que no resulten elogiosas para las ONG", favoreciendo
un déficit de transparencia, de humildad y de autocrítica:
"Casi ninguna ONG reconoce problemas en sus proyectos. De hecho,
en sus memorias no se suelen encontrar referencias a proyectos fracasados,
aunque evidentemente existen muchos, especialmente en África". Aunque a la baja, y condenado por el Código Ético y de Conducta, también se continúa utilizando como reclamo publicitario las imágenes de niños solos y al margen del resto de la sociedad, "como si tuvieran una existencia por separado". De esta manera, se perpetúa la infantilización del continente y "refuerza el sentimiento de superioridad de los europeos hacia los africanos", constituyendo una "apropiación simbólica de la infancia africana por parte de los africanos. [...] El mensaje que trasmite es que las sociedades del Sur han fracasado, que sus adultos son unos inconscientes y que los donantes deben suplantarlos". Como continúa Nerín, "este tipo de mensajes dan la falsa imagen que el protagonista principal del desarrollo es el donante, y no las comunidades implicadas. De esta forma, a los ojos del lector de la propaganda de las ONG, los africanos se convierten en simples receptores pasivos de las ayudas occidentales. Sin los occidentales, no hubieran sido capaces de hacer nada: ni de ir al colegio, ni de lavarse, ni de curarse, ni de defenderse..." El estudio critica también la colaboración de empresas dudosas (como Telefónica o La Caixa) con grandes ONG, un ejemplo más del poco interés que en general se tiene desde el mundo humanitario para que realmente cambien las cosas: "Muchas campañas no dejan entrever que el Sur es explotado por el Norte. De hecho, en la muestra estudiada son excepcionales los textos o imágenes que pongan de manifiesto la situación neocolonial de África. Al contrario, se recopilan numerosas imágenes de cooperantes presentados como héroes y protectores, de tal forma que pueden inducir al público poco atento a creer que los europeos son los verdaderos defensores de las sociedades africanas". Gustau
Nerín afirma contundentemente que "uno de los hechos más
preocupantes detectados en este informe es que algunas ONG tienden a
erigirse como portavoces de un Sur al que no se da ningún espacio
de participación". Y si bien tiene toda la razón
del mundo, hay un punto oscuro, aunque breve, en este excelente estudio,
cuando escribe: "Hay poblaciones del Sur, como las africanas, que
no se sienten en absoluto representadas por el discurso antiglobalizador".
Parece que a Nerín el subconsciente le juega una mala pasada,
erigiéndose por unos momentos en portavoz del África incomprendida...
Es un punto oscuro porque con esta argumentada ráfaga de crítica
hacia los discursos hipócritas implica un tema complejo y plural
para reducirlo a su propia visión del mundo (¿alguien
sabe qué es el discurso (en singular) antiglobalizador?)
y, lo que es más grave, lo pone en boca de otros. Para el autor,
la antiglobalización, como ideología, ha sido importada
e impuesta en África, donde no sólo no se consolida sino
que no tiene ningún impacto social. Pero hablar de este tema
se merece hacerlo de forma menos tosca y simplificadora, o como mínimo
con mucha más sensibilidad si tan sólo se quiere comentar
brevemente (entendemos que este estudio no es el lugar para abrir el
debate). No caeremos en la trampa de afirmar lo contrario, convirtiéndonos
también en contra-portavoces, sino que nos remitiremos a recomendar
un paseo por las webs de los diversos foros sociales africanos para
poder ver cifras de participación y su incidencia social tanto
a nivel de comunidades como del continente. Sin hacer apología
(difícil por otra parte, pues no es más que un conjunto
de estrategias dispares en creación y renovación permanentes),
recordaremos que ha sido "la izquierda antiglobalizadora europea",
y no al revés como afirma Nerín, la que se ha sumado al
carro (muchas veces de forma oportunista y etnocéntrica, es verdad)
del amalgama de iniciativas mundiales que no responden a un único
marco ideológico pero si tienen (tenemos) unos enemigos comunes
y, ahora sí, globales y globalizadores. ______________________________________________ |