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Entrevista a Abdennur Prado sobre su libro El islam anterior al Islam

Por: Dídac P. Lagarriga, 2008
Fuente: WebIslam.com



-Este es tu segundo libro dedicado al islam, y nos consta que tienes en preparación alguno más. Parece que en 'El islam anterior al Islam' (oozebap, 2008), en concreto, tu intención era poner el dedo en la llaga a tabúes y distorsiones que coartan el mensaje liberador del Corán. En este sentido es un libro arriesgado pero imprescindible. ¿Cómo crees que lo recibirán, tanto los propios musulmanes como el público en general?

Más que de poner el dedo en la llaga, se trata de retirar el velo que los ulemas reaccionarios han tendido sobre el islam, sobre el mensaje del Corán, que como bien dices es esencialmente liberador… Se trata de volver al mensaje del Corán y desde allí retirar unos cuantos escombros, el peso insoportable del los discursos de los ulemas reaccionarios que nos impiden el camino. Reivindico el derecho al pensamiento, a abrir el Corán y de acariciarlo y estudiarlo, para ver lo que nos dice a nosotros, y no para repetir lo que les dijo hace muchos siglos a los primeros musulmanes. Se trata de un trabajo en cierto modo destructivo, ya que son muchos los escombros que se interponen entre el creyente y el Mensaje del Corán…

Sobre la recepción de los musulmanes, ya he tenido algún retorno, aunque solo de gente cercana. Me han dicho que el libro recuerda algunas cosas básicas del islam, que todos los musulmanes saben y dan por descontado, pero que tienden a olvidar en la vida cotidiana. Para conocer más reacciones habrá que esperar a la divulgación del libro. Creo que provocará rechazo básicamente por el tema de la homosexualidad. Solo puedo decir que espero sea leído antes que criticado.

-Parece que vivimos necesitados de definirnos a cada paso, sin lugar para las autodefiniciones. Una de tus afirmaciones más rotundas la encontramos nada más abrir el libro, cuando aseguras que no te consideras ni sunnita, ni chiíta, ni sufí, sino un musulmán "a secas". ¿Hasta qué punto crees que tu posición la comparten los musulmanes contemporáneos?

El decir que no me considero ni chiíta ni sunnita no es tan extraño: ni el profeta Muhámmad ni sus compañeros se denominaron nunca así, y en el siglo XX varios pensadores musulmanes importantes dijeron algo parecido… No sé hasta que punto lo comparten o no los musulmanes contemporáneos, que como dices parecen tan necesitados de definiciones, y en muchos casos puramente 'negativas', en el sentido de definir el islam en oposición a todo lo que viene de occidente, algo que me parece lamentable... Para mí, la pregunta es la siguiente: ¿qué quiero decir cuando afirmo "soy musulmán"? Si los arabistas y los fundamentalistas definen el islam como una religión que prescribe la pena de muerte en caso de adulterio o de apostasía… se hace evidente que hablamos de cosas diferentes, que esto no tiene nada que ver con lo que para mí pueda significar la expresión "soy musulmán". Hace poco leía un texto del consejo de ulemas de Arabia Saudí, diciendo que no es musulmán quien niega que los seguidores de todas las religiones excepto el islam sean "infieles destinados al infierno"… Si esto fuera así, podría afirmar con orgullo que yo de musulmán tengo muy poco.

En el libro he tratado de abordar esta cuestión, partiendo del significado primero de las palabras árabes islam y musulmán, y poniendo en evidencia la contradicción entre el islam, con minúsculas, entendido como el estado de sometimiento consciente a Dios, y el Islam, con mayúsculas, entendido como religión histórica que se inicia en el siglo VII. Las dos acepciones de la palabra islam/Islam son correctas, pero solo la primera es la fundamental, la que define el camino espiritual que transitamos. En el momento en el cual vemos que la religión codificada, el Islam con mayúsculas, entra en contradicción con el islam, debemos romper con él y volver a esa experiencia fundacional. Y desde ahí recomponer la religión, aquí y ahora. Esto no es una visión moderna ni modernista, sino tradicional: el propio Corán identifica la idolatría con la religión heredada, en el sentido del seguimiento de unos ritos o leyes por puro tradicionalismo, sin reflexión actual sobre los fines. Este es uno de los temas centrales del libro.

- ¿Es esta una corriente mayoritaria entre el denominado "nuevo pensamiento andalusí"?

Tampoco sé decirte si esta idea puede ser compartida por el "nuevo pensamiento andalusí", ya que se trata de un movimiento más bien informal. Pero sí puedo decir que entre los pensadores musulmanes andalusíes actuales, como Hashim Cabrera o Abdelmumin Aya, existe la tendencia a leer el Corán como un mensaje liberador, situado al margen o más allá de lo heredado, y sin duda para todos nosotros la Shía es tan lícita como puedan serlo la Sunna o el sufismo... No partimos de estas fracturas históricas, sino que nuestra búsqueda se remite a lo anterior a ellas. En este sentido sí creo que el libro se inserta en una corriente de pensamiento muy determinada, más allá de las diferencias concretas que podamos tener entre nosotros.

-En 'El islam anterior al Islam' los capítulos, aunque diversos, se tejen coherentemente y finalizan con una explosión de colores: los 72 aforismos. Personalmente, creo que este final abre todavía más tu postura y pone en evidencia prejuicios e ideas monolíticas. Consigues rodearte de siglos de heterogenia y pluralidad, que al fin y al cabo son la esencia del islam. ¿Todavía es así o la pobreza sensitiva se ha apoderado de todos los recovecos de la umma?

Yo no creo que la pobreza sensitiva se haya apoderado de la umma. Aunque sí en el plano más visible, propio de la sociedad del espectáculo, como es la política o los medios de comunicación de masas. Pero no debemos confundir la umma con la representación que se hace de la umma. Si uno viaja y se adentra en el mundo islámico, descubre entre los musulmanes más sencillos toda esa potencialidad liberadora del islam, vivido como un modo de estar en el mundo, como seres humanos conscientes, orientados a Dios y no al mercado. En definitiva, creo que la dimensión libertaria del islam está muy presente, incluso allí donde no aparecen más que sombras. Y creo que la representación del islam en los medios es tan oscura precisamente porque todo musulmán es un anarquista en potencia, en la medida en que sabe que su entrega se debe únicamente a Al-lâh, sin intermediarios ni doctrinas. El musulmán sabe eso, incluso el más conservador. Lo sabe cuando se postra, en el momento del cara a cara con el Creador de los cielos y la tierra. Yo creo que incluso aquellos musulmanes abrumados por el peso de la tradición han sentido alguna vez esa felicidad, esa ligereza.

- ¿Qué papel juegan los aforismos en el libro, en qué medida pueden considerarse una conclusión abierta, un cierre no dogmático?

Los aforismos tienen como objeto el mostrar como al final del viaje se disuelven las barreras… las palabras y los pensamientos entran en contradicción con ellos mismas, muestran su límite de criaturas. Existe un guión oculto que atraviesa todo el libro: el de la polaridad en la cual se mueve nuestro pensamiento, a través de categorías que se oponen a otras categorías: islam frente a Islam, anarquismo espiritual frente a ulemas reaccionarios, oriente y occidente, masculino y femenino... Todas estas categorías al final quedan disueltas en los aforismos. Son como intuiciones de una sabiduría que se sitúa al margen de toda codificación. El islam anterior al Islam apunta a una experiencia inefable, se abisma en lo sin forma. Lo verdaderamente importante está más allá de las palabras, en el estadio de pacificación del ser humano, donde las oposiciones quedan trascendidas.

- Hablas de superar el mundo de las oposiciones. ¿También la propia oposición entre islam e Islam? ¿Y qué decir de tu beligerancia hacia los ulemas reaccionarios?

Trascender las oposiciones es aprender a vivir con ellas. En el islam, como en otras tradiciones, coexisten las posturas más sublimes con las más mediocres, visiones abiertas junto a otras sectarias. En el mundo islámico llama la atención el grado en el cual esta polaridad se nos presenta, hasta el punto en que encontramos posturas diametralmente opuestas. Yo no reconozco el islam de Muhámmad en el discurso de los ulemas reaccionarios, como supongo que ellos no reconocerán el islam en un libro como este. Creo que este tipo de tensiones son propias del fenómeno religioso, de la inevitable institucionalización que se produce cuando los hombres se hacen cargo de un mensaje espiritual eterno. Se trata de una tensión con la que debemos aprender a convivir, como un mero accidente del paisaje. El ataque a los ulemas reaccionarios no es contra ellos, sino un llamado a volver al Corán, a la experiencia genuina. Yo mismo soy esos ulemas reaccionarios, como ellos son yo mismo. Lo que importa está siempre lejos de toda controversia, recuperar el islam como un camino espiritual, que propicie nuestra crecimiento y nos dé Salam, la Paz, que es uno de los Nombres de Dios en el Corán.

-En otro de los capítulos analizas ampliamente la usura. Tanto en las grandes economías internacionales como en la cotidianidad de la población musulmana, especialmente la europea, el sistema económico predominante a penas deja espacio para desarrollar alternativas. Tu crítica a este sistema economicista queda clara, pero ¿qué propones? ¿Existe una vía aplicable en nuestra sociedad que no entre en contradicción con el Corán ni con las leyes estatales, en este caso de España?

El capítulo de la usura se refiere también a la recuperación de ese equilibrio, del Salam o Paz como objetivo. Solo que en este caso se trata de la búsqueda de este equilibrio en el plano social y económico. Lo que propongo es precisamente esto. No soy economista ni sabría proponer modelos concretos... Hay dos capítulos del libro que quedan expresamente abiertos. Son más históricos, de algún modo. Lo que me interesa es romper con el encorsetamiento al cual se ha sometido al islam, y señalar nuevas conexiones. Uno de ellos es el capítulo sobre las relaciones entre el islam y las religiones orientales, sonde se rompe con el concepto del ecumenismo abrahámico. El otro es el de la usura, que señala hacia la convergencia del islam con el movimiento altermundista. Creo que la cuestión de la usura es fundamental, en la medida en que aquí sentimos una incompatibilidad profunda entre el islam y el capitalismo salvaje que está destruyendo el mundo. Pero no se trata tan solo de la prohibición del préstamo con interés, sino también de devolver a la economía su dimensión ética e incluso su vinculación con la espiritualidad humana. Solo desde la perversión más absoluta se puede afirmar que la espiritualidad y la economía deben separarse.

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Más información del libro (contraportada, índice, distribución...) en:
http://www.oozebap.org/arroz/abdennur_prado.htm

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oozebap . 2008 . sumario