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entrevista
a fernando alvim ____________________________________ Me dijiste que preferías escucharlo sin voz, pero no sé a qué te referías. Otra, decía: prefiero escribirlo sin palabras... Ver la cara de alguien mucho después de haberla imaginado, saber que algo murió cuando la imagen verdadera aparecía. Cosas sencillas que se pierden al transcribirlas -no ya al traducirlas, donde nada es lo que es pero sí lo que parece-. Me dijiste que preferías leerlo cuando el texto estuviera acabado, y eso me sonó a lo mismo que esperar eternamente, pretender lo único, la utopía del lector que no llegará a serlo precisamente por no poder leer -nunca jamás- un texto acabado. Un punto y final no significa nada salvo un pretexto, una excusa, un guiño, una excusa de nuevo, un guiño que olvidas, recoges, dejas de esperar... Señor Fernando Alvim, ¿quién eres? Te conocí leyendo la entrevista que Christian Hanussek me envió para traducir. Si un punto y final no es más que un punto y seguido que se toma su tiempo, una entrevista no es más que una conversación malintencionada -en el buen sentido de la no-acción-. Es la entrevista una paradoja, entre otras cosas, que desvela para no enseñar y anota lo que quizá sí sean ideas con desarrollo limitado; la entrevista esculpe lo que podría ser una acción e impide que ésta continúe. El entrevistado habla, pero en la entrevista ya nadie le escucha; lo que leemos no es más que la sombra de lo que ya no es; con sus puntos seguidos que no lo son; con sus puntos finales que, aquí sí, no sirven para nada. Señor Fernando Alvim, artista -si no le molesta-, nacido en 1963 en Angola. Vi su cara después de leerle, me imaginaba otro, pero ¿es que acaso Alvim no será siempre otro? No pretendo meterlo en la caja que todo lo enmarca (la caja fácil, que no siendo la caja tonta y sus imágenes, sus zappings, sus comerciales y sus etc, sí es de la misma familia; cajas fáciles, cajas tontas, cajas muertas y para muertos, cajas de ahorros que pudren, cajas-cajones donde no se ordena pero se esconde...) Alvim, decía, es alguien con rostro fácil (fácil de encontrar, de entender, de recordar, de archivar...) y que vivirá para contarlo. Sí. Fernando Alvim; guerra en Angola; redes de colaboradores; actividad constante desde el triángulo Bélgica-Sudáfrica-Angola; sistema del arte contemporáneo hoy (financiación, propaganda, oportunismo...) Ver entre líneas no es leer entre líneas. La diferencia es lo bastante sutil como para confundirnos. Si una cosa es importante en entrevistas como esta, donde no hay un límite formal, es nuestra capacidad de ver entre las líneas e imaginar otras que, ésas sí -y no las escritas-, podrán leerse entre, desde, con y contra. La guerra es recurrente en la conversación; una de las sensaciones que me quedaron después de hacer el anterior ejercicio -mirar entre líneas, imaginar otras, leer entre las imaginadas- fue la aceptación total de unas reglas para entrar en guerras de armas sutiles, de conversaciones y pactos, de política económica en auténtico camuflaje. No en vano uno de sus proyectos se llama Camouflage. No en vano la sensación de leer qué está pasando en Luanda no es más que una sensación. Pero, y eso debemos reconocerlo, uno prefiere tener sensaciones a no tener nada. Y hoy, como ayer, al no tener nada se le llama estar informado.
____________________________________ entrevista.
Fernando Alvim: En 1992 hice una exposición individual en Luanda, y de eso salió un catálogo monográfico. Volví a Luanda en 1991-92, y después en el 94-96, cuando trabajaba en el proyecto "the urgency of ethnopsychiatry". El que tú mencionas, "memórias íntimas marcas", fue en 1996-97, así que estos son mis tres proyectos más importantes, aunque también haya hecho otros trabajos. CH: Para el proyecto "memórias íntimas marcas" invitaste a otros artistas a crear obras en Cuito Cuanavale, uno de los más sangrientos campos de batalla angoleños, para después organizar una exposición que recogía todos estos trabajos. ¿Podrías explicar como desarrollaste el proyecto? FA:
En primer lugar, en 1996, como en cualquier otro proyecto, monté
una pequeña oficina con cinco colaboradores, y la primera fase
era la de encontrarnos con políticos, como también hice
para la Trienal. Tenía la idea de "memórias íntimas
marcas" desde 1992, pero todavía no era un buen momento
para llevarlo a cabo. Simplemente era demasiado pronto. En 1996 me pasé
casi todo el año intentando convencer a los políticos
para instalar la infraestructura en Luanda, y esa es la razón
por la que la primera parte del proyecto estuvo financiada por compañías
e instituciones angoleñas. Después también tuvimos
el apoyo de la Unión Europea. Tras un año en Luanda, empezamos
a trabajar en 1997 con el artista cubano Carlos Garaicoa, y el sudafricano
Gavin Younge, además de dos comisarios e historiadores de arte
de Cuba. Nos acompañaba también un equipo de la Televisión
de Angola y un pequeño equipo de gestión. Antes de empezar
en los trabajos que serían mostrados en la exposición,
fuimos al sur de Angola, en Cuito Cuanavale, y nos quedamos ahí
doce días. No teníamos ningún planteamiento previo
de cómo trabajaríamos, era todo muy libre. De hecho, el
artista cubano empezó a desarrollar la idea de su proyecto allí
mismo, trayendo un videoartista cubano que había sido soldado
en Angola cuando tenía dieciocho años. Así pues,
se trataba de quedarnos en Cuito Cuanavale y encararnos con la realidad,
mirando el espacio, pensando en los proyectos... De vuelta a Luanda,
organizamos alguna muestra del trabajo, como por ejemplo en el castillo
militar -que también es museo- Castle of Good Hope, en Cape Town.
CH: Así que la idea se iba expandiendo y cada vez se involucraban más artistas. Pero volvamos al principio del proyecto en Cuito Cuanavale y Luanda en el 97. En esa época todavía había guerra... FA:
Sí, así es. En realidad -y eso fue muy extraño-
la guerra paró por unos meses y después volvió
a empezar. Cuando fuimos al sur del país, la guerra no había
terminado y en algunas partes la población no acababa de creerse
que había parado. CH: ¿Y la reacción de la gente fue como en Luanda? FA:
La gente estaba bastante preocupada. Hice entrevistas con los artistas
de Cuba y de Sudáfrica. El sudafricano tenía realmente
miedo de ser reconocido como un antiguo soldado de Sudáfrica,
y eso es lo que se puede escuchar en el video. El artista cubano estaba
muy afectado por todos los cubanos asesinados en la zona -de hecho fueron
muchos- y no podía comprender por qué fueron allí,
como por ejemplo algunos de sus antiguos compañeros de colegio. CH: ¿Qué sucedió después con la llegada de todos los otros artistas? ¿Fueron alguna vez a Cuito Cuanavale? FA: Algunos de ellos sí, pero sólo mucho después. Cuando la exposición viajó a Cape Town, todavía era un gran tabú para los periódicos y para los sudafricanos en general. Cuando la muestra se trasladó a Johannesburgo, algunas personas que habían participado en la guerra vinieron a mí y me dijeron: "Soy artista y estuve en la guerra; ¡quiero participar!" Fue muy divertido como organizamos esa exposición porque abrí las puertas y dije: "¡entrad!" No fue una exposición comisariada, sino algo muy libre con la gente ocupando el espacio. CH: ¿Dónde fue? FA:
En el mismo sitio que 2a Bienal de Johannesburgo, una gran central de
electricidad de unos 600 metros cuadrados. Utilizamos los mismos espacios
sin tocar nada... CH:
Es fascinante cómo las cosas van desarrollándose hasta
que se convierten en una completa red de diversas actividades. Me parece
que uno de tus principales objetivos es instalar una estructura en Luanda
que albergue un espacio para exposiciones, archivos, residencias y todo
este tipo de cosas y donde la Trienal de Luanda tenga alguna relación
directa. Ahora ya dispones de un espacio allí, pero creo que
está en una primera etapa. Supongo que lo ves como una entrada
a los círculos culturales de Luanda y de Angola en general... FA: Creo que actualmente es muy fácil. En realidad la gente suele complicar este asunto, y eso es un indicativo de cuántos complejos se relacionan con el tema. Llamamos europea a la Unión Europea, y vemos banderas de la UE por toda Europa, con programas científicos en Europa llamados Programas Europeos de Ciencia, y también tenemos el Euro. Todo esto es bastante normal. En África, creo que necesitamos crearlo... llamémosle momento efímero de autoestima. Lo necesitamos porque si, por ejemplo, miras la televisión internacional, lo que sale de África es en un 95% negativo. Así que cuando me relaciono con proyectos artísticos muy sofisticados con un gran nivel de conocimiento, he decidido llamarlo África contemporánea. CH: ¿Reivindicas el espíritu de los sesenta, un cierto Pan-Africanismo? FA:
No exactamente. Creo que es el nombre real del continente hoy en día.
Lo bueno de África es que las cosas nunca vuelven, cosa que me
gusta, porque las mutaciones en África son muy profundas, y siempre
crean un cierto caos. CH: La Trienal también tiene un objetivo político, con el Gobierno involucrado de manera más o menos directa. La situación en Angola es todavía tensa, con muchos problemas sin resolver y, por supuesto, con el recuerdo de la guerra todavía muy presente... FA:
Creo que la cultura puede ser una herramienta muy interesante para este
proceso que va de la guerra a la paz. En nuestras conversaciones con
el gobierno está claro que todos sabemos que no es la historia
la que debe ser revisada, pero sí los viejos síntomas
e imágenes que se produjeron durante el periodo de guerra; por
supuesto puedes ignorarlos -y así ha sido desde 1961-. En verdad
la primera guerra fue contra Portugal, después contra Sudáfrica
y Zaire, y después entre nosotros. Me sorprende qué rápido
cambiamos. Por ejemplo, tenemos gente de Unita en el gobierno y trabajamos
con blancos sudafricanos que nos bombardearon. Y somos amigos de Estado
Unidos.
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