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Gilles
Kepel y su visión del Islam
Por Ibn Samar (2005)
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A
propósito de la reciente aparición de su libro "Fitna,
guerra en el corazón del Islam" y sus declaraciones en la
prensa española.
Los especialistas no vienen ni del cielo ni de París. Que uno
dedique su vida a un tema no significa que sea especialista titulado;
se requiere, además, una cierta voluntad. La voluntad es subjetiva,
así que un especialista nunca puede ser objetivo.
Gilles Kepel es uno de esos especialistas con mucho poder. Por ejemplo
él estuvo en la comisión que aconsejó al gobierno
francés de prohibir los símbolos religiosos en las escuelas.
Cualquier musulmán, a su manera, es especialista en Islam, igual
que cualquier anarquista es especialista en anarquismo, etc. Pero en
las comisiones de especialistas se requieren títulos; el problema
es que las decisiones afectan a todos por igual, con y sin título,
especialistas y aficionados.
Como el que ahora escribe esto, un servidor, no es especialista titulado,
tampoco pretenderé que mis opiniones dirijan el comportamiento
social de nadie. Pero sí tratare de contestar las afirmaciones
reduccionistas y peligrosas de un especialista con influencias.
Dejando de lado su justificación de por qué aconsejó
prohibir el velo en las escuelas ["el objetivo fue multiplicar
los medios de mezclar a los jóvenes de origen musulmán,
y de todos los demás orígenes, en el seno de la sociedad,
de modo que compartir valores sea un objetivo más importante
que la división en función de bases confesionales".
Pero señor Keppel: ¿cómo compartirán valores
que se les niega?)] dejándolo de lado pues, hablaremos de la
división que hace entre "musulmanes europeos" y "musulmanes
en Europa", dos bloques homogéneos. Para Kepel, los primeros
serían - para seguir sus ejemplos basados en la actualidad mediática
y sensacionalista- los que se manifestaron en Francia por la liberación
de los periodistas franceses secuestrados en Irak desde el fin de agosto.
Los otros, los "musulmanes en Europa" serían los que
justifican -y cometen- asesinatos como el del holandés Theo van
Gogh. Pero la realidad es mucho más diversa como lo son las divisiones,
donde no siempre es inevitable la división por 2. El Islam es
múltiple y por tanto divisible como lo son sus discípulos.
Éstos también son múltiples en sí mismos,
por tanto divisibles en sus actos. La historia del Islam es la historia
de la realidad. La realidad es múltiple y divisible en miles
de detalles. Cada detalle afecta y condiciona los otro detalles. Cambios
perpetuos y eternos en un cuerpo llamado Islam. Lo mismo ocurre con
los cuerpos llamados Europa, Theo van Gogh o Kepel. El especialista
titulado necesitará siempre fijar un punto en ese movimiento,
el punto que más le interese: es el especialista interesado (el
sistema judicial fijará quién es el criminal, el sistema
económico cuáles son las necesidades, el sistema doctrinal
cuáles son los preceptos, etc.).
¿Cómo van a pensar igual los miles de personas que se
manifestaron en favor de los rehenes franceses de Irak? ¿Acaso
porque todos lo hacían bajo la definición de musulmanes?
Posiblemente en la mayoría les movía un sentimiento de
supervivencia común y decidieron salir a la calle a solidarizarse
con los periodistas antes de que las mezquitas empezaran a arder. Pero
eso no le da derecho a Kepel a encasillarlos en un modelo que a él
le gustaría homogéneo: un Islam "civilizado"
que poco a poco folclorizará sus ideales y los abandonara en
el baúl de las curiosidades étnicas. Por el otro lado
nos señala al enemigo, el que no cambia, el que no quiere "integrarse",
el musulmán de siempre.
Curiosamente Kepel parece que sólo ve a aquellos que sobresalen-pero
no sólo porque decidan hacerlo, sino gracias a los medios de
comunicación que deciden mostrarlo-. Dar crédito a esa
manera de reducir la realidad es perpetuar la ignorancia. Y con la ignorancia
se puede causar mucho daño.
Podríamos repetirlo una vez más, pero no mejor: el Islam
es múltiple porque todo lo es. Pero si todo lo es, ¿cómo
afrontarnos a las opiniones inmovilistas de gente como Kepel? Para empezar,
con paciencia. Sus opiniones también son múltiples y divisibles,
su hipocresía entra y sale, sus intenciones se mezclan entre
autoengaños y constataciones casi subjetivas. Porque una opinión
también forma parte de la realidad. Hay mucho trabajo por hacer,
especialmente en concienciar de esa realidad múltiple y diversa.
De nada sirve imaginarse una realidad impermeable frente al idealizado
e irrealizable concepto de "integración". De nada sirven
las leyes si no contemplan la flexibilidad del ser humano.
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oozebap . 2005 .
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