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Jacqueline Kalimunda, cineasta ruandesa
Entrevistada por Viviane Azarian, 2006.
Publicado: abril 2007

Jacqueline Kalimunda nació en Kigali, la capital de Ruanda, en 1974. En el 2002 realizó su primer cortometraje, Histoire de tresses, que fue galardonado en varios festivales internacionales. Cuatro años después ve la luz el documental Homeland, una visión personal sobre el genocidio de Ruanda que convierte a Kalimunda en una de las realizadoras africanas más interesantes del momento.


Jacqueline Kalimunda recoge el premio al mejor cortometraje por Histoire de Tresses en el Zanzibar International Film Festival (ZIFF).


Homeland es tu segundo trabajo tras el cortometraje de ficción Histoire de tresses. Este paso de la ficción al documental no es muy habitual: ¿por qué has escogido el documental?

Me siento más cerca de la ficción, porque me gusta construir historias. Pero mi implicación me ha llevado al documental; me habría sido difícil realizar una ficción. Este documental me ha aportado muchas cosas: me ha enseñado a apreciar Ruanda de nuevo, a encontrar una comunidad... En Francia, por ejemplo, se desconfía mucho del comunitarismo, pero creo en la importancia de las raíces.

La manera como lo has tratado tampoco es habitual. Das mucha importancia a la estética de las imágenes y a la música; la narración es compleja y crea un vínculo entre tu historia personal, tu viaje buscando respuestas, la historia de tu madre y de la gente que vas encontrando. Es un proyecto muy elaborado y maduro. ¿Cómo organizaste todos estos elementos?

Sí, he dado mucha importancia a la forma. No he querido que el fondo eclipsara el cine. Se me ha impuesto el tema, pero lo que me gusta es el cine. Filmo imágenes en súper 8 que se inscriben en el registro de lo íntimo, son imágenes de sueños, del pasado. Quería filmar la tierra, los paisajes, reapropiarme de ese espacio, encontrar recuerdos de mi niñez. Las entrevistas las hice en digital, así se puede hablar todo el tiempo que haga falta sin preocuparse por la película.

¿Cómo definirías tu presencia en la película, tu posición?

Me ha influenciado Tarkovski. Me he inspirado en el personaje de Stalker, que es un mensajero, un barquero. Pero se trata también de una búsqueda personal, no busco una afirmación, sólo dejar percibir cosas. Los climas, los paisajes... nos dicen tanto como las palabras.

Hay a la vez una introspección y una escucha del otro, la historia sigue el hilo de unas preguntas nada retóricas, de las cuales no se adelantan las respuestas. Además multiplicas los puntos de vista, de forma que el espectador tiene la impresión de un trabajo sincero, personal, de asistir a un "work in progress"...

Había preparado los encuentros. Escogí entrevistar a personas con un carácter fuerte, que argumentaran sus palabras. Tres de estas personas también habían sido entrevistados por Jean Hatzfeld por sus libros La vida al desnudo (Turpial) y Temporada de machetes (Anagrama). Quería volver sobre estos libros. Me había afectado mucho la manera en como admitían aquel axioma de base que separa de cuajo los Tutsi y los Hutu, ya que entraba en contradicción con el que yo misma había observado viviendo en Ruanda. Para mí no es una cosa evidente. Cuando preparaba esta película, busqué hombres y mujeres que tenían puntos de vista personales basados en su propia historia. Personajes con opiniones diferentes, que se prestaran a enfrentarse con argumentos contrarios a los suyos.

En Homeland no juzgas, sino que intentas comprender. Aun así sólo das la palabra a una persona acusada de crímenes de genocidio. ¿Es más difícil entrevistar a asesinos?

He privilegiado la palabra de las víctimas, no he intentado ser ecuánime con los verdugos y las víctimas. El asesino arrepentido es huidizo, se retracta, sus palabras no vienen del mismo modo. He interrogado los testigos en nuestra lengua materna, el contacto es más directo, la expresión es a la vez más fluida, más libre y más reveladora, el locutor no puede esconderse detrás de la mediación de una lengua extranjera, la mala fe se ve en los ojos.

¿Has modificado el proyecto inicial por restricciones particulares, como problemas técnicos o impedimentos personales, o bien lo has realizado tal y como tenías previsto?

Esta escena con el asesino ha sido particularmente difícil de grabar, no sólo por razones personales, sino porque nos interrumpían. En medio de la entrevista, paró de hablar, asustado porque la gente se nos acercaba, lo vigilaba y profirieron algunas palabras amenazadoras y agresivas. Este episodio es un buen ejemplo del control social en las pequeñas comunidades de las montañas ruandesas, y sobre la fuerza de la ley del silencio. Hay también este recurso a la religión, a Dios, al perdón, que según pienso es una manera de habla con censura.

La pregunta que planteas al comienzo sobre comprender cómo ha sucedido, esta incomprensión, en realidad, lo evidencias en la película yuxtaponiendo imágenes de paisajes magníficos con testigos que hablan sobre el horror que ha tenido lugar allí mismo. Señalas también, con un tono muy personal, la contradicción entre la historia, los hechos que se han producido y tus recuerdos de una infancia feliz...

El proyecto surgió de esta necesidad de comprender, así que primero realicé una investigación universitaria con J. P. Chrétien y Hélène d'Almeida Topor, y consultado los archivos ruandeses de manera exhaustiva: fotografías, películas, vídeos, todas las imágenes de Ruanda desde el fin del siglo XIX, todos los documentos visuales disponibles en Francia, Bélgica, Alemania y Ruanda. He consultado igualmente el archivo de los Padres Blancos en Roma. Lo que he encontrado en estos documentos es una Ruanda formal; existe también mi Ruanda personal, la que conozco y dónde he vivido, y también existe una tercera Ruanda, de la que me habían hablado mis padres. He querido trabajar con estas tres materias diferentes. Y después, especialmente, retomar esta imagen de Ruanda presentada en los libros, según una orientación ideológica, de las formas de pensamiento que fragmentan la representación. Es esta mezcla de imágenes, de representaciones, que en un principio constituye la construcción del guión.

Fragmento de Homeland

¿Al final, has encontrado respuestas?

Mi búsqueda consistía en intentar comprender y luchar contra la repulsión que me daba toda esa sangre derramada... Los ruandeses cometieron el genocidio, pero también son ruandeses los que lo pararon, y no la comunidad internacional. Es imprescindible tener esto muy presente: si han sido capaces de lo peor, también lo pueden ser de lo mejor.

¿Qué piensas de la residencia de escritores del Fest'Africa en Kigali (en 1998) y de los textos de ficción que se han producido sobre el genocidio? ¿Cómo ves el recurso a la ficción como vector del testigo? El texto de Verònica Tadjo en particular evita el maniqueísmo, muy consciente de ser un testigo exterior que llega una vez cometido el genocidio; para ella es importante intentar entender, incluso si al final comprueba que no se puede "exorcizar Ruanda". Dice también que solucionar el problema calificando los culpables de "monstruos" no permite comprender cómo un ser humano llega a cometer un horror así. Me parece que es una cuestión que también está presente en tu trabajo.

Sí me ha gustado mucho el libro de Tadjo. También me ha gustado Murambi de Boubacar Boris Diop, aunque es más oscuro. Tadjo intenta abordar Ruanda sin certezas. Le fue imposible hacer una novela, así que explica sus impresiones utilizando la forma del relato de viaje y describiendo sus etapas, con sus puntos de parada. He intentado hacer algo parecido utilizando el mapa, que permite seguir mi recorrido, utilizando largos travelings sobre los paisajes e insertando imágenes filmadas en súper 8, mostrando cómo deambulaba a pie, como en un road-movie. Quería subrayar esta idea del trayecto para dejar claro de que se trataba de un recorrido personal, y que es posible realizar trayectos diferentes (si continúan abiertos).

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oozebap . 2007 . sumario