<< sumario (volver) .

___________________________________________________

 

Breve repaso a la historia literaria de Nigeria

Por Sumaila Isah Umaisha
http://everythinliterature.blogspot.com
- Traducción: oozebap.org . 2008

Este artículo es un breve resumen de la historia de la literatura en Nigeria a través del tiempo. Lo escribí para conmemorar la extraordinaria capacidad literaria del país a lo largo de los años.

En los inicios...

Al principio existía la literatura oral, la base y el origen de la literatura africana. La literatura nigeriana, en concreto, empezó con la tradición oral iniciada por los héroes desconocidos de nuestro pasado literario, como los bardos de la corte, los guerreros, los contadores de historias, los sacerdotes y mucho otros. Los elementos literarios, como el folclore o los proverbios, se originaron por estos "soldados literarios desconocidos". Nigeria debe su buena presencia en la escena literaria internacional a su rica tradición oral.

Surgimiento de la literatura escrita en el norte

La tradición escrita se introdujo en el norte de Nigeria en el siglo XV por los intelectuales y comerciantes musulmanes. La interacción intelectual y religiosa entre éstos y las comunidades autóctonas permitió la adaptación del hausa al alfabeto árabe, conocido como aljamiado. La llegada de misioneros en la década de 1930 con el alfabeto latino consolidó la escritura y dio paso a la emergencia de muchos poetas y prosistas como Abubakar Imam y Sir Abubakar Tafawa Balewa.

Surgimiento de la literatura escrita en el sur

Las regiones sureñas de Nigeria deben su legado literario a las actividades misioneras en la zona desde mediados de la década de 1840, que introdujeron la alfabetización. La necesidad de traducir la Biblia para los nuevos conversos requería un número de publicaciones escritas por los misioneros. Entre las más destacadas de estas ediciones, encontramos la Gramática del idioma ibo (1840) a cargo del misionero Rev. J.F. Schon y el Vocabulario del idioma yoruba (1843) de Samuel Ajayi Crowther, un esclavo liberado y el primer obispo africano de la diócesis del Níger. Estas publicaciones no sólo se emplearon para sus objetivos proselitistas, sino que también sirvieron para la consolidación de la escritura autóctona, donde el folclore y todo tipo de estilos de la tradición oral se trasladaron a la poesía, los relatos y las novelas, especialmente en los idiomas igbo y yoruba.

La primera literatura en inglés escrita por un nigeriano

Antes de que empezara a consolidarse la literatura escrita, un nigeriano se adelantó en la lejana Europa. Olaudah Equiano, un esclavo liberado, se convirtió en uno de los primeros africanos en producir un trabajo literario en inglés. Publicado en 1789 y titulado The Interesting Narrative of the Life of Olaudah Equiano, or Gustava, the African, se trata de una autobiografía donde cuenta cómo fue secuestrado a la edad de doce años de su pueblo, Essaka, próximo a Benín, vendido a un comerciante de esclavos blanco y posteriormente liberado. El libro fue el primeo en mostrar a Europa la realidad del continente y la perversión de la esclavitud. Se convirtió automáticamente en un bestseller, llegando a la novena edición en el año de la muerte del autor, 1797.

La primera literatura nigeriana en inglés

La literatura autóctona escrita en inglés empezó realmente con el pionero y legendario Amos Tutuola en la década de los cincuenta del siglo XX. Su libro The Palm-Wine Drinkard, (1952), sirvió como transición a la tradición literario occidental. Tutola tuvo que abandonar el colegio en primaria debido a la muerte de su padre, lo que perjudicó su dominio del inglés. Sin embargo, esta aparente desventaja se convirtió en un valor añadido cuando la crítica empezó a encontrar autenticidad en su modo de emplear el inglés hablado por la gente corriente de su comunidad.
Sus otros trabajos son My Life in the Bush of Ghosts (1952), Simbi and the Satyr of the Dark Jungle (1955), The Brave African Huntress (1958), Feather Woman of the Jungle (1962), Ajaiyi and his Inherited Poverty (1968), y The Witch Herbalist of the Remote Town (1981). Antes de su muerte, en el mes de junio de 1997, fue profesor en la Universidad de Awolowo, Ife, un honor que confirmó su reconocimiento internacional.

La visión literaria de Nigeria a cargo de los escritores británicos

Los imperialistas británicos que trabajaron en Nigeria pensaban que conocían extensamente la colonia y realizaron trabajos literarios sobre la zona. Uno de estos escritores fue Arthur Joyce Lunel Carey (1888-1957), que trabajó como administrador y soldado en Nigeria desde 1910 hasta 1920. En sus obras, especialmente la novela Mister Johnson (1939), habla de sus experiencias en el servicio civil británico y plasma sus opiniones sobre África y los africanos. Una visión criticada posteriormente por autores como Chinua Achebe. De hecho, como él mismo admitió, Mister Johnson motivó la aparición de su novela más conocida, Things Fall Apart. En ella, Achebe se propuso corregir los prejuicios que Arthur Joyce Lunel Carey plasmó en su libro.

Chinua Achebe fotografiado por Don Hamerman

La aparición de Chinua Achebe y sus coetáneos

A partir de los años cuarenta, el surgimiento de autores como Chinua Achebe marcó un antes y un después en la historia literaria de Nigeria. De esta generación, los escritores más destacados son: Wole Soyinka, Gabriel Okpara, Christopher Okigbo, John Pepper Clarke y Cyprian Ekwensi. Generalmente se les conoce como la primera generación de escritores centrados en los problemas de África, como el colonialismo y el neocolonialismo, y propagando los valores africanos a nivel internacional. En términos políticos, M.J.C. Echeruo señala: "En Achebe y su generación, la agitación política y las especulaciones filosóficas de los años cuarenta dieron sus frutos, mucho antes de lograr la independencia dos décadas más tarde".
El propio Achebe lo confirmó cuando declaró: "Tengo que decir a Europa que África posee pasado, historia, religión, civilización... Hemos reconstruido esta historia para afrontar los estereotipos". Posteriormente, explicó la posición comprometida y combativa de estos escritores: "Europa nos concedió la independencia y acto seguido empezamos a menoscabarla... Esto nos enfureció y empezamos a escribir novelas de desencanto". Esta desilusión quedó plasmada en trabajos como la obra de teatro de Soyinka A Dance of the Forest (1965), y A Man of the People (1966), de Achebe, que conforman oscuras profecías sobre el destino de la Nigeria independiente.

Un legado de protesta

Más que menguar, todos los demonios contra los que la primera generación de escritores luchaba se multiplicaron, provocando un malestar y una miseria generalizada. Por consiguiente, la siguiente generación no tuvo otra elección que utilizar argumentos igual de críticos. Entre los autores más destacados encontramos a Festus Iyayi, Ben Okri, Femi Osofisan, Labo Yari, Odia Ofiemun, Abubakar Gimba, etcétera. Un ejemplo típico de esta literatura de protesta es la novela de Festus Iyayi Violence (1979), donde describe la violencia no sólo como un fenómeno físico, sino como una circunstancia donde al ser humano se le priva de humanidad.
Las novelas Kolera Kolel, de Femi Osofisan (1975), Songs of the Marketplace, de Niyi Osundare (1983), Climate of Corruption, de Labo Yari (1978), Masters of the Board, de Chris Abani (1985), Innocent Victims, de Abubakar Gimba (1988), The Famished Road, de Ben Okri (1992), Questions for Big Brother, de Emman Shehu y Waiting for an Angel, de Helon Habila (2004), hablan con el mismo tono crítico y resentido.

La literatura de la guerra civil

El acontecimiento que se convirtió en la mayor preocupación de los escritores nigerianos de los años sesenta y setenta, además de la multiplicación de todos los males sociales, fue la guerra civil de 1967-1970. Este conflicto, donde perdieron la vida unos 100.000 soldados, afectó a la literatura de muchas maneras. Causó la muerte de uno de los poetas más conocidos, Christopher Okigbo, y provocó daños a muchos otros, como a Wole Soyinka, que fue detenido por criticar las atrocidades cometidas en la guerra.
El aspecto "positivo", si podemos llamarlo así, es que este acontecimiento inspiró a muchos autores, especialmente los directamente implicados. Éstos volcaron su frustración, dolor y experiencia con una cantidad y calidad considerables. Por ejemplo, Amadi escribió una potente novela, Sunset in Biafra (1973), narrando su participación. Otros testigos de esta pesadilla son The Man Died, de Soyinka (1972), Sunset at Dawn, de Chukuemeka Ike (1976), Sozaboy, de Ken SaroWiwa (1985), Never Again, de Flora Nwapa (1976) y Half of a Yellow Sun, de Chimamanda Ngozi Adichie (2007).

Zaynab Alkali

Literatura escrita por mujeres

Las mujeres no han quedado al margen de la literatura nigeriana, y han aportado una importantísima contribución al desarrollo literario de todos los estilos. Todo empezó con Flora Nwapa, la primera novelista nigeriana publicada y la primera mujer en África con un libro editado en Londres.
Su primera novela, Efuru (1966), redefine el lugar de la mujer en la sociedad, y marcó la línea a seguir no sólo para sus obras posteriores, sino también para todas las otras escritoras feministas como Zaynab Alkali. Zaynab, que es una de las primeras escritoras que surgen de la zona norte del país, hizo su debut en 1984 con su novela The Stillborn. Le siguió otra novela, The Virtuous Woman (1985) y los relatos Cobwebs (1987).
Otras escritoras que han destacado son Buchi Emecheta, Zulu Sofola, Mabel Segun y Catherine Acholonu.

Literatura infantil

Escritoras como Christee Ajayi, Remi Adediji, Teresa Meniro y Mabel Segun también han tenido un destacado papel en la promoción de la literatura infantil. Cada una de ellas ha elaborado una decena de libros desde 1973 hasta hoy en día. El antecedente, sin embargo, se remonta a los años sesenta cuando Chinua Achebe y Cyprian Ekwensi escribieron libros para primaria y secundaria. Entre los títulos más famosos destacan Chike and the River (1966), de Achebe; The Passport of Malam Ilia (1960), An African Nights Entertainment (1962), y How the Leopard Got His Claws (1972), de Ekwensi; y Eze Goes to School (1963) de Onuora Nzekwu.

La serie "Pacesetter"

Entre finales de los setenta e inicios de los ochenta, los jóvenes autores tuvieron la oportunidad de publicar sus escritos en la editorial Macmillan Publishing Company. En esta colección, llamada "Pacesetters", cientos de jóvenes de todo el continente africano fueron publicados, entre los cuales los nigerianos, que formaban el grueso del contingente. Entre los afortunados encontramos a Mohammed Sule, autor de The Undesirable Element (1977) y The Delinquent (1979); Helen Obviagele, con Evbu My Love (1980); y Dickson Ighrini que publicó Death is a Woman (1981) y Bloodbath at Lobster Close (1980).
Hoy en día, esta colección ha pasado a la historia y los libros son difíciles de conseguir. De todos modos, los que tuvieron la oportunidad de publicar hicieron sus primeros pasos y algunos han llegado lejos. Entre estos, Mohammed Tukur Garba, autor de The Black Temple (1981) y Muhammed Sule, que en los noventa publicó Eye of Eternity y The Devil's Seat.



La literatura de Onitsha

Entre las décadas de los cuarenta y sesenta, surgió un estilo literario vibrante alrededor del nervio comercial del este de Nigeria, Onitsha. Conocida como "Onitsha Market Literature", la principal característica de este movimiento fue que la mayoría de los escritores eran amateurs y con una educación humilde.
Los libros, ya fueran novelas, obras de teatro, etcétera, solían tener poco grosor (ver imagen superior). Entre los títulos más populares: How to Write Love Letters, How to become Rich and Avoid Poverty y My Seven Young Daughters are after Young Boys. Los libros gozaban de mucha popularidad, especialmente entre los jóvenes. La obra de teatro de Ogali A. Ogali, Veronica My Daughter (1956), por ejemplo, alcanzó un éxito de ventas con 250.000 copias. A pesar de que el género desapareció en el cambiante panorama literario nigeriano, algunos de sus autores, como Ogali y Cyprian Ekwensi, se convirtieron en escritores famosos.

El mercado literario de Kano

Posteriormente, la historia del fenómeno literario de Onitsha se repitió en el norte. Conocido como el estilo de Kano y escrito en el idioma hausa, empezó en la década de los ochenta. Desde entonces, se han publicado más de 700 novelas. Escritores de este estilo, unos 300, están repartidos por todas las regiones del norte, aunque la producción y las ventas se centran básicamente en la ciudad de Kano.
El 40% de los libros hablan de amor, y es por eso que se los conoce como novelas "soyayya" (románticas). Entre los autores más populares están Balaraba Ramat Yakubu, con ocho libros, entre los cuales Budurwar Zuciya y Bala Anas Babinlata que ha escrito, entre otros, Da Ko Jika?. Algunos críticos literarios, como Ibrahim Malumfashi, son de la opinión de que el género quedará desfasado por la proliferación de la industria cinematográfica hausa, que actualmente está despuntando.

Conclusión

A pesar de los cuantiosos problemas que afectan a la escena literaria nigeriana, podemos afirmar que está consolidada y reconocida. La novela Things Fall Apart de Chinua Achebe ha sido traducida a más de cincuenta idiomas en todo el mundo. Por su parte, Wole Soyinka enorgulleció a África cuando consiguió el Premio Nobel en 1986.
Más allá de estos reconocimientos internacionales, los escritores nigerianos también han conseguido, más que otro colectivo, exportar nuestra cultura y tradición a otras partes del planeta. Este hecho fue elocuentemente remarcado por el renombrado crítico literario Charles E. Nnolim: "Nigeria puede sentirse orgullosa de estar en la comunidad internacional gracias a los esfuerzos de sus escritores. Mientras que nuestros políticos y los trapicheos de nuestros negocios han vendido el país al mercado internacional, es a través de los esfuerzos colectivos de los escritores nigerianos que Nigeria permanece redimida y realzada".


Blog de Sumaila Umaisha: http://everythinliterature.blogspot.com

__________________________________________
oozebap . 2008 . sumario