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¿Existe
Nigeria? Dídac
P. Lagarriga, 2006
En la última década muchas de estas protestas se han radicalizado
y diversificado. Si hasta hace un tiempo las motivaciones políticas
y sociales de las revueltas populares eran claras, cada vez la complejidad
se hace más evidente, añadiéndose a la revuelta
movimientos armados, milicias y grupúsculos: a las imágenes
donde jóvenes y mujeres de las comunidades más afectadas
se levantan contra las multinacionales a golpes de piedra, u ocupando
las instalaciones durante días, debemos añadir la de pequeños
grupos de jóvenes perfectamente entrenados (donde las armas ya
no son los viejos fusiles de caza sino los AK-47 importados) que roban
cantidades importantes de petróleo para revenderlo en el mercado
negro. No hace falta caer en los discursos oficiales que tildan cualquier
acto armado de terrorismo, metiendo en un mismo saco mafias, movimientos
populares y desesperación, pero tampoco hace falta llegar al
otro extremo y glorificar toda acción que se aprovecha de una
lucha común para hacer un negocio rentable. El listado de movimientos
y milicias es extenso, deforme y mutante. A los que afirman representar
a los intereses de una comunidad en concreto (como el MNED, Movimiento
para la Emancipación del Delta del Níger, salido de los
ijaw, los más numerosos del Delta, o el MASSOB, Movimiento para
la Creación del Estado Soberano de Biafra, defendiendo la emancipación
de los igbo con la independencia de Biafra (3), como ya sucedió
entre 1967 y 1970), se les suman milicias financiadas directamente por
el gobierno (por ejemplo para desestabilizar regiones controladas por
la oposición), o mafias que luchan entre ellas por el control
de centros importantes de petróleo y que, por ejemplo, se declaran
seguidores de Ben Laden. Este escenario puede hacer crecer la tensión
entre las comunidades que forman Nigeria, más allá de
la problemática del petróleo, acentuando la necesidad
de repensar el Estado hasta desmembrarlo. El MNED o el MASSOB, por ejemplo,
han incorporado en su discurso ideológico las peores malformaciones
del gobierno colonial británico: el recelo a los musulmanes del
norte, que identifican dentro de un único grupo étnico,
provoca un goteo constante de peleas y asesinatos racistas entre comunidades.
Por su parte, la población musulmana (más numerosa que
en cualquier país árabe) vive también su propia
división entre las clases dominantes corrompidas por los booms
del petróleo, la mediocridad de unos ulemas manipulados por el
salafismo y aquellos que apuestan por la reinvención del antiguo
califato de Sokoto (fundado a principios del siglo XIX), con la instauración
de los principios que motivaron la creación de éste: la
justicia social comunitaria (4). Un planteamiento, como sucede también
con el proyecto del MASSOB en Biafra, tan sólo realizable con
el desmembramiento de Nigeria y acompañado por una nueva ola
de reformismo moral. (1)
Mazi Kevin Ani: "Nigeria, The Last of Africa's Pseudo-Federations"
(2) Dauda Garuba: "Oil and the natural resources curse in Nigeria", a Africa File Issue Ezine Vol. 3 (03/2006): "Oil in Africa: Heaven or Hell?" (www.africafiles.org/atissueezine.asp) (3) Unu Habib: "The MASSOB insurgency" (Vanguard, www.vanguardngr.com, 17/06/2005) (4)
Usman Bugaje: "The Sokoto Caliphate in Modern Nigeria: Ending it,
Mending it or Reinventing it?" (Usman Danfodio University, Sokoto,
21/4/97, http://www.webstar.co.uk/%7Eubugaje/
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