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China,
una potencia neocolonial en África
Artículos
de prensa china y africana compilados y traducidos por oozebap, diciembre
2006.
El
presidente Hu Jintao en Kenya, 28/04/2006
China ha triplicado en los últimos cinco años sus intercambios
comerciales con el continente africano. Pekín forma actualmente
en sus universidades y escuelas militares a las elites africanas del
mañana. La diplomacia africana de China molesta especialmente
a los Estados Unidos, cuyos intereses por África y sus materias
primas encuentran un fuerte competidor. China es actualmente el tercer
socio comercial del continente tras la Unión Europea y los Estados
Unidos.
La influencia cada vez mayor de China sobre el continente africano se
manifiesta en la reciente visita del presidente chino Hu Jintao, durante
la cual firmó los acuerdos petroleros con Nigeria y Kenia y expresó
su deseo de intensificar la cooperación con algunos países
africanos: "China debe continuar trabajando con los países
africanos para reforzar la cooperación chino-africana e suministrarle
una fuerza nueva".
CHINA, UNA POTENCIA NEOCOLONIAL EN ÁFRICA
Pan Xiaotao
(Publicado en Yazhou Shibao Zaixian)
Aunque
el viaje a África, en abril del 2006, del presidente de la República
China Hu Jintao no fue objeto de una gran atención, resultó
ser de una importancia extraordinaria. Además de obtener una
gran cantidad de explotaciones de petróleo y lograr ampliar el
mercado del comercio chino, podemos considerarlo también como
la señal que compromete a China en la lógica del neocolonialismo
en África. [Durante el 2006, además de este viaje de Hu
Jintao, el primer ministro Wen Jiabao realizó su vuelta por África
en el mes de junio, el ministro de asuntos exteriores viajó en
enero y la cumbre Chino-africana se realizó en el otoño].
Consiguiendo numerosos contratos, acuerdos y promesas de cooperación
en los recursos del petróleo y de las minas, Hu Jintao recibió
además, durante su visita a Marruecos, Nigeria y Kenia, un recibimiento
y unos honores que distan mucho de los que obtuvo en los Estados Unidos
[primera etapa de su viaje]. No sólo las personalidades políticas
de los diversos países se volcaron para verle, sino que él
mismo pudo intervenir en el parlamento de Nigeria para opinar sobre
"las nuevas relaciones estratégicas chino-africanas"
(intensificación de la cooperación comercial, búsqueda
de una prosperidad común...). Sin concretarlo, las autoridades
de esos tres países declararon querer inspirarse en el modelo
de desarrollo chino, y algunos medios de Nigeria llegaron a declarar
su deseo de que "Nigeria fuera la China de África".
Cabe destacar que el grado de dependencia comercial de África
frente a China aumenta año tras año. Mientras que en el
2004 el volumen de los intercambios entre China y África eran
de 30.000 millones de dólares, en 2005 pasó a 39.700 millones,
y se cuadriplicó del 2000 al 2005. Como importador de petróleo
a China, África ha suplantado a los países del Asia central
y se coloca en segunda posición detrás de Oriente Medio.
En enero del 2006, Angola superó por primera vez a Arabia Saudita
al convertirse en el primer abastecedor de petróleo para China.
Los intercambios entre China y África toman la siguiente forma:
bajo la realización de obras, transferencia de tecnologías
y productos manufacturados, China abastece con personal cualificado
y mano de obra para trabajar en programas de ayuda a la construcción
[oficialmente son acerca de 100.000 en el 2006]; China obtiene como
contrapartida los recursos naturales africanos como el petróleo,
la madera y los minerales [15% de sus importaciones de minerales, según
fuentes chinas]. Esta forma de intercambio podemos calificarlo como
"neocolonialismo".
Precisamente para acallar las voces que denuncian la expansión
de China en África, Hu Jintao, durante su visita al continente,
no cesó de repetir que China estaba "comprometida con un
desarrollo pacífico", y que buscaba extender sus relaciones
diplomáticas en un contexto de "paz, de desarrollo y de
cooperación" y que "no constituía una amenaza".
El portavoz del ministerio de asuntos exteriores, Qin Gang, declaró
por su lado que la intensificación de las relaciones entre China
y África era benéfica para ambas partes y que, lejos de
constituir un expolio, contribuía al desarrollo económico
de África.
Métodos chinos nefastos para África
China
se extiende por los países que antiguamente ya fueron colonizados.
La potencia económica china, al ser cada vez más importante,
tiene unas necesidades de recursos naturales que superan las potencias
occidentales. Las empresas chinas empiezan a invertir a gran escala
en África, pero los ejecutivos chinos no son precisamente modelos
de integración: con sus métodos de funcionamiento particulares
(comisiones, fraudes, corrupción, daños al medio ambiente,
etc.) y el expolio no puede tener consecuencias más graves. El
aumento continuo de los programas de ayuda de China se traducen por
una consolidación de los vínculos de partenariado estratégico
basados en "intereses mutuos" entre China y África.
Cuando la dependencia de África frente a China aumente todavía
más, el problema del expolio será crucial y la teoría
de la amenaza china, el neocolonialismo, funcionará sin problemas.
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CHINA, PETRÓLEO Y DEMOCRACIA
Nic Dawes
(Publicado en Mail & Guardian, Sudáfrica)
¿Dónde
se parará China? Este país toma partido de manera espectacular
en las economías y políticas africanas. Su objetivo: conquistar
los recursos energéticos, asegurarse un acceso a nuevos recursos
de hidrocarburos y de materias primas y abrir nuevos mercados para sus
productos manufacturados. Pero las relaciones entre China y África
no se limitan al comercio: los jefes de estado africanos que buscan
una alternativa al liberalismo americano cada vez están más
seducidos por la revolución industrial china y encuentran nuevas
fuentes de inspiración para sus políticas de desarrollo.
El hecho de que China sea una superpotencia emergente es un contrapeso
a lo que ellos consideran la hegemonía de Estados unidos y de
sus aliados europeos. Otra ventaja es que la voz de Pekín cuenta
en las altas instancias internacionales. "Hemos tardado tiempo
en reaccionar, pero a partir de ahora vigilaremos todo esto atentamente",
nos declaró un diplomático occidental.
China vende armas a Khartoum
Existen
razones de sobra para creer que China no abandonará su política
para ponerse al servicio del "renacimiento de África".
Las cifras son claras. Los intercambios comerciales entre China y África
han aumentado del 50% entre 2002 y 2003 para alcanzar los 18.500 millones
de dólares, y la cifra para el 2006 será de 30.000 millones.
Gracias a una industrialización china desenfrenada, la compra
de materias primas -petróleo, minerales de hierro, aluminio,
cobre o bauxita- significa una afluencia de dinero para los gobiernos
que lo necesitan: China está dispuesta a abastecer una asistencia
material incondicional, contrariamente a los préstamos del Fondo
Monetario Internacional o a los subsidios de los donantes occidentales,
siempre sometidos a la situación política.
Como China se retrasó en la carrera por los recursos naturales,
ha necesitado imponerse en el mercado y volcarse hacia los países
que políticamente están más aislados. Esta situación
podría perjudicar los compromisos de la Unión Africana,
con los casos alarmantes de Sudán, Zimbabwe y Angola.
En Sudán las empresas nacionales chinas se apropian de los derechos
de prospección. Un diez por ciento de las importaciones chinas
provienen de Sudán, donde la China National Petroleum Corporation
es el mayor inversor extranjero. "Son capaces de hacer ofertas
que francamente no son rentables, pero se basan en el largo plazo",
explica un observador que tiene experiencia en el sector. En contrapartida
a su implantación en el país, China defiende a Sudán
y amenaza de utilizar su veto en el Consejo de seguridad si la ONU toma
sanciones contra el gobierno por lo de Darfur. Y China igualmente vende
armas a Sudán.
Aunque Zimbabwe está prácticamente aislado a nivel internacional,
Robert Mugabe obtuvo un apoyo financiero y diplomático durante
su visita a Pekín en el verano del 2006.
En Angola, donde los más pobres todavía esperan los beneficios
económicos de un sector petrolero offshore en plena expansión
y donde la corrupción del gobierno es endémica, China
llegó a acuerdos con el país prestándole 2.000
millones de dólares. Un préstamo de esta importancia,
si se hubiera acordado por una instancia internacional, seguramente
se hubiera sometido a reformas fiscales. [Más información
sobre China en Angola en el siguiente articulo].
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CHINA CONQUISTA LUANDA
Aguiar
dos Santos (Publicado en Agora, Angola)
Hospitales,
colegios, carreteras, casas: Estos son los cuatro ámbitos con
los que China espera consolidarse en Angola. La nueva estrategia africana
concebida por Pekín hace de este mercado una prioridad absoluta.
Es gracias a un plan basado en la tradicional paciencia china (la misma
que ha permitido al país estar entre las primeras potencias económicas
del mundo) que China consigue sus fines. En marzo del 2004, el Eximbank
China prestó a Angola 2.000 millones de dólares, con el
aval del petróleo angoleño. Un apoyo que llegó
en un momento idóneo para el gobierno de Angola: el pulso con
el FMI frenaba todas las negociaciones, y los donantes occidentales
parecían cada vez más indiferentes tras la conferencia
internacional para la reconstrucción de Angola tras la posguerra,
prevista a largo plazo y sin nada consolidado.
¿La afluencia de inversiones chinas reactivará la economía
angoleña?
En
noviembre del 2005, la mitad del préstamo del Eximbank ya se
había invertido en la mejora de las infraestructuras angoleñas:
la suma impresionante de 240 millones de dólares se destinaron
especialmente a la rehabilitación de 400 kilómetros de
carretera. Desde que Angola recibió el dinero la presencia de
trabajadores chinos ha aumentado en todo el territorio. Se les ve, por
ejemplo, en los casinos y otras salas de juego de Luanda.
Según las estimaciones no oficiales, miles de chinos vendrán
a Angola a trabajar en los próximos años. China podrá
conceder nuevos préstamos al país, como reconoció
el ministro de finanzas José Pedro de Morais: "Cuando pedimos
a nuestros socios chinos si estarían dispuestos a concedernos
nuevos préstamos, respondieron afirmativamente". Estos nuevos
préstamos podrían superar los 2.000 millones de dólares.
La gran pregunta es saber cómo esta afluencia de dinero podrá
ayudar a reactivar la economía angoleña, especialmente
en lo que se refiere a la creación de empleo, tan necesario como
el pan de cada día. Lo que nos ha enseñado estos dos últimos
años, es que Angola acoge a una gran cantidad de mano de obra
china. Casi 600 chinos trabajarán en un único proyecto
de rehabilitación de cuatro barrios de Luanda (Nelito Soares,
Precol, Cazenga y Maianga). ¿Cuántos de estos trabajadores
vendrán para la puesta a punto de la línea férrea
Luanda-Malanje (a 350 Km. de Luanda) o para la construcción de
la de Benguela (a 450 Km. al sur de Luanda)?
Sin duda se trata de la principal dificultad introducida por la cooperación
financiera entre Luanda y Pekín. Cualquiera que vaya de Luanda
a Dondo, un trayecto de 180 kilómetros, fácilmente constatará
que en el trozo de Catete-Cassualala, los equipos de asfalto están
compuestos exclusivamente por trabajadores chinos. Un hecho que se repite
en la construcción del hospital general de Luanda o en el aeropuerto
de Bom Jesus.
Evidentemente podemos entender los objetivos de la estrategia angoleña:
Luanda busca obtener un máximo financiamiento chino. Pero esos
proyectos no generan ningún concurso público. Ninguna
empresa angoleña es llamada para realizar las obras, ni se contratan
a trabajadores locales. Todo se trae desde China, y una parte de esta
fuerza de trabajo llevada a Angola está formada por presos comunes.
Esta práctica la utiliza China desde hace años para sus
trabajos en los países del Tercer Mundo. Según nuestras
fuentes, los presos chinos "no reciben ningún sueldo y sólo
se les paga con la comida" *.
Cuando estas empresas intervienen en Angola, éstas tienen unos
costes reducidos, especialmente si comparamos los sueldos de sus trabajadores
con los de la competencia portuguesa o brasileña. Con una gran
rapidez de ejecución y unos precios que impiden cualquier competencia,
las empresas chinas no tienen rival. El nuevo hospital general de Luanda,
por ejemplo, se construyó en apenas quince meses por la Sociedad
china de ingeniería externa.
Por lo que respecta a los precios de estas empresas, basta un ejemplo
para hacernos una idea de lo que cobran: mientras que China & Road
Corporation sólo pide 20 millones de dólares para realizar
la carretera de 90 kilómetros que separa Viana de Maria Teresa,
la compañía brasileña Queiroz de Galvão
facturará 34 millones de dólares por el tramo que va de
Viana a Cucuaco, de tan sólo 20 kilómetros. Se ve claramente
qué ventajas saca China de estas diferencias tan impresionantes
de costes.
Numerosos proyectos con fines electorales
El
presidente Eduardo dos Santos, sin conseguir la ayuda internacional
para la reconstrucción del país, ha permitido que China
ocupe una posición estratégica en Angola (un país
que, hasta el 2004, dependía mucho de las inversiones occidentales,
especialmente del sector del oro negro). Para el presidente, que ha
prometido hacer del país una gran obra, esta cooperación
con China verdaderamente lo catapulta en el plano electoral. Numerosos
proyectos deben realizarse antes de la elecciones generales del 2007,
sobretodo en el sector de la sanidad, con la construcción de
muchos hospitales regionales y pagados, en gran parte, por la inversión
china. Queda por saber la calidad de las empresas chinas y su verdadero
coste a largo plazo pues, como dice el refrán, lo que resulta
demasiado barato acaba pagándose caro.
____
* Emigrantes chinos: Según el Courrier
International, no existen pruebas de que el estado chino envíe
presos a Angola, aunque las condiciones de trabajo y de residencia de
los trabajadores chinos no dista demasiado a la de los detenidos. Según
un estudio del Asia Pacific Migration Research Network, las agencias
chinas que contratan trabajadores negocian ellas mismas los contratos,
sin que exista un sueldo mínimo o un contrato tipo estipulado.
Los trabajadores están totalmente desamparados, y a menudo se
les trata de manera humillante y con una constante violación
de sus derechos.
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ÁFRICA Y LA PESADILLA CHINA
Ambroise
Ebonda (Publicado en Le Messager, Camerún con motivo de la Cumbre
chino-africana que tuvo lugar del 3 al 5 de noviembre del 2006 en Pequín.**)
Ya
lo decía Napoleón: "Cuando China se levante, el mundo
temblará". Los efectos que conlleva que este imperio se
haya convertido en una especie de superfábrica mundial se notan
un poco por todos lados. Su mano de obra barata fuerza las deslocalizaciones
y el cierre de muchas empresas en Europa, donde en particular la industria
textil está en crisis. La amenaza china es tan real que los occidentales
hablan sin reparos del "peligro amarillo", y no dudan en emplear
medios extremos para resistirse. En los Estados Unidos, la Cámara
de representantes votó una resolución pidiendo al gobierno
americano de bloquear, bajo pretexto de "seguridad nacional",
la compra de la petrolera americana Unocal por una empresa china.
Pero si existe un lugar donde Occidente sufrirá los efectos de
la potencia china, éste es el de la energía. China consume
actualmente más carbón, hierro o cereales que los Estados
Unidos, lo que tiene por consecuencia trastornar considerablemente los
precios: por ejemplo, un 71,5% de aumento en 2005 para el hierro. Con
el petróleo es peor: China absorbe ahora el 8% de oro negro extraído
en todo el mundo. Los investigadores del Earth Policy Institute estiman
que, si China adopta el modo de vida de los estadounidenses (que gastan
la energía por doquier con sus enormes 4x4) esto supondría
una pesadilla tanto a nivel económico como ecológico.
La economía africana no se beneficiará
En
África, la industria textil está afectada por la emergencia
de China. Sudáfrica, por ejemplo, que rompió sus relaciones
diplomáticas con Taiwán en 1997 para acercarse a Pekín,
no ve con buenos ojos el dinamismo chino. En septiembre del 2004, una
de las principales organizaciones de la poderosa federación sindical
sudafricana, la COSATU, amenazó con boicotear a los vendedores
de productos chinos, acusándolos de contribuir a la subida del
desempleo. Los sindicatos sudafricanos también han pedido al
gobierno la aplicación de restricciones a la importación
de productos chinos para proteger la mano de obra nacional. Ésta
es una de las limitaciones de la política comercial china en
África, oficialmente fundamentada en el "win-win",
el sistema "ganando-ganando".
El socio chino no da la impresión de preocuparse realmente de
la creación de empleos rentables en el continente africano. A
menudo, los trabajos los realizan los propios trabajadores chinos. Por
ejemplo, del crédito que China concedió a Angola un 70%
va a trabajos que realizan empresas chinas y con mano de obra china.
La mayoría de africanos que encuentran trabajo en las estructuras
chinas se lamentan generalmente de no estar bien pagados y de tener
unas condiciones penosas. El modo de desarrollo chino, bajo la fachada
de la cooperación entre países del sur, ¿no es
otra manera de continuar explotando el continente africano?
Los chinos no son "hermanitas de la caridad"
Los
africanos tienen todo el derecho de asociarse con China. Pero de ahí
a creer que los chinos vienen a invertir en el continente para ayudarnos,
hay un trecho. No debemos tomar a China por lo que no es, no son "hermanitas
de la caridad". África es el paraíso que les permite
obtener todo lo que necesitan, tanto para su supervivencia como para
sus ansias de grandeza.
En primer lugar, hablemos de sus necesidades de supervivencia: su ritmo
acelerado de desarrollo condena a China a la búsqueda desenfrenada
de recursos energéticos. Encuentra en África una reserva
de petróleo accesible y barata. De paso, recupera los costes
por la compra de este petróleo introduciendo toda su mercancía.
Pero hay más: el proyecto de creación de todo un barrio
chino en Luanda, la capital de Angola, deja entrever que algunos países
africanos podrían servir en el día de mañana como
colonias de población china.
Pasemos a sus ansias de grandeza: China ambiciona de convertirse en
el país más poderoso del mundo. Ante esta perspectiva,
África puede ser un campo de experimentación del liderazgo
que quiere conseguir. Hasta hace poco, China tenía relaciones
bilaterales con cada uno de los países africanos a nivel individual.
Actualmente ya se siente capaz de hablar con todos conjuntamente. Hay
señales inconfundibles. Existen las cumbres Francia-África,
y ahora también la cumbre China-África. Y mañana,
probablemente, existirá una "Chináfrica" como
existe la "Françafrique". El continente africano se
ha convertido en estratégico para la supervivencia de China,
y ésta estará cada vez más tentada a inmiscuirse
en la gestión de los países africanos. La superpotencia
china se levanta en África.
____
** La próxima cumbre China-África
tendrá lugar dentro de tres años en Egipto. El primer
ministro chino Wen Jiabao calcula que es esa fecha el comercio bilateral
se acercará a los 100.000 millones de dólares, el doble
de lo previsto en el 2006.
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Más información en el documento (en inglés) de
Judith van de Looy: Africa and China, A Strategic Partnership?
(2006) y descargable en pdf en nuestra biblioteca.
+
En
verano del 2007, oozebap (dentro de su colección Pescando husmeos)
publica el libro:
China en África ¿Ayuda o arrasa?
Firoze
Manji y Stephen Marks (Eds.)
Con Ali Askouri, Horace Campbell, Michelle Chan-Fishel, Moreblessings
Chidaushe, John Blessing Karumbidza, Daniel Large, Anabela Lemos, Firoze
Manji, Stephen Marks, Ndubisi Obiorah, Kwesi Kwaa Prah, Daniel Ribeiro
y John Rocha.
Opiniones y análisis africanas sobre el papel de China en África.
¿Es otra forma de neocolonialismo o estamos ante un ejemplo de
colaboración al margen de Occidente?
Más información en: http://www.oozebap.org/arroz
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oozebap . 2006 . sumario