oozebap
- colección: pescando husmeos
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Entrevista
a Jacques Depelchin
a propósito de su libro "Por una recuperación de la
historia africana. De África a Haití a Gaza"
Dídac P. Lagarriga
El
hecho de reivindicar la historia de África no es fruto únicamente
de una iniciativa humanista: sin esta historia, sin sus protagonistas
individuales y colectivos, la humanidad no está completa.
Jacques Depelchin es un buscador nato de esa fidelidad al ser humano en
todo su esplendor, un vínculo íntimo que nos hace tomar
conciencia de los hilos que van tejiendo historias silenciadas, mancilladas
o tergiversadas con el propósito de hacernos olvidar. Frente a
la amnesia, el historiador congoleño repite, una y otra vez, que
sin los fieles a la humanidad nada tiene sentido. Nada es.
África se desborda y su historia cuenta con un elenco de resistencias
que, en ocasiones, forjaron crisoles ejemplares donde continuar con esa
fidelidad. La emancipación del ser humano y su movimiento libre
en torno al amor y la justicia dieron Haití. Dieron los quilombos
brasileños. Dieron la fuerza de Kimpa Vita. Dan el sueño
que gesta la lucha por una vida digna en los suburbios africanos, en los
movimientos y foros sociales, en las tierras indígenas, en Gaza.
(Texto
de contraportada del libro de Jacques Depelchin Por una recuperación
de la historia africana. De África a Haití a Gaza, oozebap.
Barcelona, 2011.)
-Recuperar
la historia africana para reforzar la fidelidad a la humanidad es una
premisa que recorre todos los capítulos de tu libro. Desgraciadamente,
parece que esta no es una prioridad, incluso para los propios historiadores
-Como disciplina académica, la historia se ha amoldado para encajar
las necesidades de los que se consideran a sí mismos vencedores.
Si la historia se entendiera como informe, memoria, espejo de lo que ha
ocurrido durante el tiempo y el espacio, entonces probablemente no aparecería
como una historia de los vencedores.
O, para decirlo de forma más correcta, los vencedores aparecerían
en ella de forma diferente a como se presenta habitualmente a los que
hoy día dominan el mundo y que buscan, por todos los medios, continuar
en esta posición. ¿Entienden los vencedores el precio que
hemos pagado por su historia de dominación? ¿Entienden los
vencedores que, tarde o temprano, su bando perderá?
¿Entienden los historiadores (no sólo los historiadores
de África) lo que está en juego? En su interesante libro
"Storytelling", Christian Salmon señala en un fragmento
del libro que "el enemigo es la historia". Su obra intenta examinar
cómo la "narración de la historia" (por ejemplo
en las narrativas para impactar emocionalmente) se ha convertido en una
poderosa herramienta para imponer su deseo. Explica cómo la narración
histórica se emplea en las escuelas de negocios o en campañas
políticas (la campaña de Obama o la estrategia de Sarkozy
para imponer su concepción del pasado, presente y futuro de Francia).
Tiene un fragmento muy interesante titulado "Una historia del silencio.
De todos modos, aunque se sitúa bajo la tutela de Foucault, no
insiste que el proceso silenciador convertido en el distintivo de la revolución
industrial del siglo XIX forma parte de un proceso mayor de silenciar
a los pueblos conquistados/esclavizados.
Desgraciadamente, Christian Salmon no va demasiado lejos. De lo contrario,
vería que la "narración histórica" no es
nueva. Basta con observar las narrativa europeas sobre la esclavitud:
no están escritas desde la perspectiva de aquellos que fueron marginados,
torturados, violados y masacrados en el proceso de imponer el deseo de
esclavistas y colonos.
Si tomamos estos dos importantes procesos históricos (esclavitud
y colonialismo) queda claro, hasta hoy en día, que el impacto ni
se ha evaluado ni, por consiguiente, se ha entendido. Para comprenderlo,
uno debe salir fuera, radicalmente, de la narrativa histórica,
de la historia.
La historia tal y como está escrita es como la justicia. Hay una
para los ricos y otra para los pobres. Por eso existe una distinción
entre los derechos humanos y la humanidad. Por eso también establecemos
una distinción entre caridad y solidaridad.
Los vencedores, aquellos que se han beneficiado de los crímenes
contra la humanidad, temen enfrentarse a la historia de esos crímenes.
Habiéndolos superado con impunidad, mantienen sus prácticas.
Para ellos, el fin de la esclavitud y el colonialismo deben presentarlo
como un gesto caritativo. Los esclavizados y colonizados deben ser presentados
como receptores de la abolición y la descolonización, gestos
caritativos de esclavistas y colonos.
Para quienes dudan de la validez de esta línea de pensamiento,
basta con mirar la impunidad de banqueros y economistas que, casi literalmente,
asesinan y continúan como si nada. No sólo eso: al ver que
pueden actuar impunemente, su comportamiento es más arrogante que
nunca.
Uno de los mejores ejemplos de cuán profundo y vengativo ha sido
el imaginario de los llamados vencedores que desean continuar siendo vencedores,
lo encontramos observando la historia de Saint Domingue/Haití.
La victoria de los africanos por la libertad fue mucho más allá
de lo que consiguieron en 1789. Los africanos tuvieron que recibir una
lección, del mismo modo que, más de doscientos años
después, tuvieron que darle una lección al presidente Jean-Bertrand
Aristide.
Podemos encontrar el mismo patrón en las historias de individuos
o países que han alcanzado y/o intentado procesos de liberación
similares: Nehanda y Kagubi en Rhodesia, Rubem Um Nyobe en Camerún,
Kimpa Vita, Kimbangu o Lumumba en la República Democrática
del Congo, Cabral en Guinea Bisau, Sankara en Burkina Faso
El reto no es únicamente para los historiadores. Cada ser humano
es, por definición, un historiador, pues la historia de la humanidad
está profundamente arraigada en cada miembro de la humanidad. Parte
del problema al que nosotros, los historiadores, nos enfrentamos es que
la mayoría de nosotros nos han educado para pensar y entender nuestra
historia a través del imaginario que surge de la esclavitud y la
colonización.
Aunque conocemos las historias de resistencia, no exploramos la historia
de África anterior a la esclavitud y el vínculo desigual
con Europa. El trabajo de Cheikh Anta Diop, por ejemplo, suele ser ignorado
o calificado como mero ejercicio intelectual, pero no encuentra continuación
hoy en día.
-En la actualidad eres profesor de Historia Africana en la Universidad
de Bahía, Brasil. ¿Crees que podemos hablar de una cooperación
intelectual sur-sur como lugar común contra la perspectiva eurocéntrica
opresiva y homogénea?
-Nunca pensé que el desafío sería tan complicado
aquí en Brasil. El eurocentrismo sólo es parte del problema.
Hoy en día, con la globalización, es más fácil
comprobar los defectos de la perspectiva eurocéntrica. Leemos sobre
los tiranos repartidos por Oriente Próximo, pero difícilmente
se dice algo sobre la tiranía que ha creado el espacio para que
estos tiranos prosperen. Una historia de la tiranía en África
no puede empezar cuando termina el colonialismo.
Llegué a Brasil (en agosto del 2007) gracias a la beca Capes. Desde
la aprobación de la ley 10639/2003 que exige que se enseñe
historia africana y afrobrasileña en todos los niveles de educación,
el contexto intelectual es menos hostil, pero la infraestructura educativa
e intelectual todavía depende de la ideología del pasado,
es decir, aquella que considera que la historia africana no tiene nada
significativo que contarnos.
Asimismo, la ideología de la "Casa grande" todavía
es la dominante en Brasil. La idea que la "senzala" ayudaría
a todos los brasileños a liberarse del marco opresivo y opresor
ni siquiera se considera. Los negros en Brasil están integrados
cuando se trata de entretenimiento: música, fútbol, carnaval
Pero continúan marginados en las áreas que tienen un papel
decisivo en la sociedad.
Indudablemente, la presidencia de Lula ha marcado un punto y aparte, pero
su viaje a Burkina Faso en octubre del 2007 fue un tremendo paso en falso.
Si existiera una colaboración seria entre los países del
Sur, alguno de sus asesores tendría que haberle informado que ese
19 de octubre era el veinte aniversario del asesinato de Thomas Sankara
a manos de un grupo liderado por el actual presidente Blaise Compaoré.
La visita de Lula se presentó como una contribución al veinte
aniversario de la "revolución". Sospecho que algunos
eran conscientes de esta tergiversación, pero o bien callaron o
bien decidieron que no era algo tan importante.
El proceso de reconectar (o "re-membering" como afirma inteligentemente
Ayi Kwei Armah en su libro "Re-membering the dis-membered continent",
editado por Per Ankh Publishers, Senegal, 2001 (http://stores.bbkwan.com/Detail.bok?no=20)
dos historias que surgen como resultado de una profunda herida todavía
abierta es complicado debido a que, como he dicho antes, no hay ningún
interés en saber la profundidad de esta herida y, más importante
todavía, qué consecuencias comporta.
Los heridos no tienen ni idea de cuán profundo es el trauma y a
los herederos de quienes cometieron esta herida, obviamente, no les interesa
explorar el tamaño de este crimen contra la humanidad. Además,
para los heridos, revisitar el trauma en un contexto que es hostil resulta
igual de aterrador que el sentimiento que experimentan las víctimas
de violación cuando se les pide que describan lo que les ha ocurrido.
-En
tu libro, estableces vínculos necesarios entre ayer, hoy y mañana;
Congo, Brasil, Haití y Gaza; Historia y Política; lo individual
y lo colectivo; el pensamiento y la acción. ¿Puedes hablarnos
sobre el significado de compromiso en tu vida?
-Si nos tomamos en serio la palabra compromiso obtendremos una vida que
se aleja de las prácticas y los pensamientos que han llevado a
la humanidad hasta este punto, al borde de la aniquilación. Existen
costumbres y maneras de pensar que hemos heredado y que forman parte de
este proceso aniquilador. Si intentamos vivir en paz, buscando la salud
y la dignidad, entonces estos hábitos y maneras de pensar deben
ir amainando lentamente, constantemente, consistentemente, persistentemente.
Debemos empezar por uno mismo, con humildad. Me resulta imposible juzgar
si mis logros para alcanzar este compromiso son positivos o escasos.
-
Otra característica de tu escritura es el estilo. En tus ensayos
predomina la forma poética, una aproximación inusual cuando
leemos sobre esclavitud, globalización e historia africana.
-No sé cómo explicarlo. Nunca me he considerado un poeta,
pero a menudo encuentro en la forma que tú defines como poética
el modo más sencillo para plasmar una idea, un sentimiento, una
conclusión.
En mi escasa comprensión de la poesía creo que esta te llega
cuando te liberas de todas las inhibiciones y restricciones que germinan
en tu cabeza. Si te comprometes en la política emancipadora, en
todos los aspectos de la vida (no la vida dictada por un sistema que busca
eliminar todo lo que se encuentra por el camino), entonces, de forma natural,
emerge la forma poética.
El mejor ejemplo de esto es cómo surgió el capítulo
del libro sobre Gaza/Haití (y que da el subtítulo del libro).
Pensaba que algo tenía que decirse, pero no sabía cómo.
Me sentía enjaulado, intentado escapar. El resultado final es el
fruto de numerosos intentos, y conté con la ayuda de Pauline, mi
compañera en la vida.
-También
eres fundador y director de la Ota Benga Alliance (http://otabenga.org).
¿Puedes explicar algo más de esta iniciativa?
-No tenía el menor conocimiento de la existencia de alguien llamado
Ota Benga hasta el libro que salió sobre él (en 1992, escrito
por Phillips Verner Bradford y Harvey Blume: "Ota Benga: The Pygmy
in the Zoo"). Junto a unos amigos fundamos una organización
sin ánimo de lucro para ayudar a propagar información sobre
la República Democrática del Congo. Lo más importante
es que también supuso un esfuerzo para compartir un modo de mirar
África desde una perspectiva que busca la paz, la sanación
y la dignidad, con énfasis en la solidaridad en oposición
a la caridad.
Ota Benga fue un pigmeo. Depende de la región reciben diferentes
nombres, como batwa (en el este del Congo, Ruanda o Burundi) o san (en
Botsuana, Sudáfrica, Namibia
). En otras partes del planeta,
se les conoce como los primeros pueblos, nativos americanos, indígenas.
En muchos lugares del mundo existen personas que son discriminadas y maltratadas
de la misma manera que Ota Benga y sus compañeros, que fueron llevados
a la Exposición Universal en 1904 (en St. Louis, Estados Unidos)
con el objetivo de ilustrar la superioridad del hombre blanco. La ocasión
era el centenario de la compra de Louisina por los Estados Unidos a Napoleón,
que necesitaba recuperarse de la pérdida de Saint Domingue/Haití.
Ota Benga se suicidó, algo habitual actualmente para muchos que
ven cómo se les usurpa la base material de su modo de vida. De
repente, se ven incapaces de continuar. Este patrón se repite en
todo el mundo. Es un modelo de un sistema que, literalmente, se alimenta
de la humanidad debido a su naturaleza depredadora.
Por ejemplo, Mohamed Bouazizi, el joven tunecino que se inmoló,
era un "Ota Benga". Su puesto ambulante había sido confiscado
con todo lo que había dentro porque, supuestamente, no había
pagado un impuesto. Se sintió igual a Ota Benga cuando este último
entendió que nunca regresaría al Congo y que prefería
morir antes que sufrir esta agonía.
En Ota Benga Alliance hacemos todo lo que está en nuestras manos
para acabar con la muerte de parte de la humanidad que, cada vez más,
se ve conducida a la autoinmolación y al suicidio como único
modo de subsanar la miseria. Desde sus inicios, el capitalismo es tan
depredador que esta característica se ha convertido en invisible
para quienes, generación tras generación, hacen que el sistema
funcione.
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Más
información del libro de Jacques Depelchin "Por una recuperación
de la historia africana. De África a Haití a Gaza",
oozebap. Barcelona, 2011 en http://www.oozebap.org/arroz)
*El
congoleño Jacques Depelchin ha impartido clases de Historia Africana
en universidades de Estados Unidos, la República Democrática
del Congo, Mozambique, Tanzania y Brasil, donde actualmente trabaja. Es
el fundador y director de la Alianza Internacional Ota Benga para la Paz
en la República Democrática del Congo. Además de
numerosos artículos y trabajos de investigación, ha publicado
los libros From the Congo Free State to Zaire: 1885-1974, 1999. Towards
a Demystification of Economic and Political History (Codesria, Senegal,
1992) y Silences in African History. Between the syndromes of discovery
and abolition (Mkuki Na Nyota Publishers, Tanzania, 2000).
Entrevista
publicada en Africaneando. Revista de actualidad y experiencias
Núm. 05, 1º trimestre 2011. www.oozebap.org/africaneando
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